lunes, 23 de enero de 2012

Asociación para el Estudio del Mueble.

Hola amigos!, hoy quería dedicar esta entrada a una asociación a la que tengo el honor de pertenecer desde hace poco, la Asociació per a l´estudi del moble.

Como bien sabréis los amantes y profesionales sector del mueble antiguo, éste no cuenta con unos estudios superiores propios, ya que siempre ha sido considerado un "arte menor", un objeto que, lejos de ser considerado un obra de arte con mayúsculas, ha sido tratado como un mero objeto de uso cotidiano.

En este entorno nace la  asociación de la que os hablo, la primera entidad creada en nuestro país, que lucha para crear conciencia social del valor patrimonial del mueble; para llevar a cabo y difundir investigaciones sobre mueble antiguo y contemporáneo; para favorecer el conocimiento de nuevas metodólogías para la conservación y restauración del mueble; que colabora en la formación continuada de los profesionales del sector; y que fomenta la relación y el intercambio de conocimientos entre personas interesadas en el arte, y en las artes decorativas en general.

Para ello editan una revista llamada Estudio del mueble, y organizan numerosos e interesantes cursos, visitas, exposiciones y viajes.

La verdad es que no puedo estar más contenta con esta nueva andadura, que espero me traiga grandes satisfacciones en forma de conocimientos, que nunca son demasiados!!!.

Espero por otro lado, poder colaborar en la divulgación del Patrimonio Mobiliar en Canarias, que a pesar de parecer inexistente, es un sector amplio, con numerosos ejemplares de gran interés artístico, llegados a las islas, bien a través de los intercambios comerciales con Europa y América, que tuvieron lugar a partir de la Conquista de Canarias, bien fruto de las posesiones que numerosas familias de orígenes europeos diversos, traían consigo al asentarse en Canarias,  bien fruto de la creación de un estilo propio "¿arte canario?", fruto de estas muchas influencias recibidas.

                           ¡¡¡Un gran saludo a todos!!!

sábado, 14 de enero de 2012

Restauración de un reloj de sobremesa, de finales del s.XVIII

¡Hola queridos blogueros!, hoy quiero recordar con vosotros un trabajo que realicé hace tiempo..., en el 2006!, madre mía, cómo pasan los años!.

La cuestión es que, revisando unos cd´s, encontré fotos de trabajos que ya no recordaba, y en concreto pensé que uno de ellos me serviría para hablar de una fantástica herramienta, que, aparte de ser imprescindible si debemos rehacer alguna pieza faltante en una restauración, es tremendamente entretenida de usar como herramienta creativa. Además, siguiendo las normas de seguridad, no es nada peligrosa. Me refirero al Torno de madera.

Pero hoy no voy a hablar de los múltiples usos que tiene, eso lo dejo para una nueva entrada de las que dedico a "Maquinaria para el trabajo de la madera" .

Ahora sólo quiero mostrarles un ejemplo de sus posibilidades, aplicadas al campo de la restauración.













Este pequeño reloj de sobremesa, fabricado sobre 1880, llegó al taller en el penoso estado que podemos ver en las fotos (pido disculpas por la calidad de las imágenes, pero es que, en aquel momento no contaba con el portento de cámara que tengo ahora!!!): una pintura marrón recubría su superficie, le faltaban dos de los remates torneados, y la esfera, el péndulo y la maquinaria (que no funcionaba), presentaban gran cantidad de suciedad acumulada.

El trabajo comenzó por quitar el cristal de la puertecilla y desmontar la maquinaria del reloj, para preservarla de daños mayores. Antes de guardarla para enviarla a un maestro relojero, se limpió cuidadosamente con cepillos de cerda suave y una pistola de aire a muy baja presión, que ayudaría a retirar el polvo al que no podíamos acceder. También limpiamos la esfera y el pédulo de latón esmaltado.

Posteriormente limpiamos el cuerpo del reloj, mediante decapado químico, para poder retirar la capa de pintura.

Y es ahora cuando entra en juego el torno, pues debíamos rehacer las dos pequeñas piezas del remate que faltaban. Para ello, lo primero que hacemos es sacar las medidas y el perfil de la pieza que se conserva, para poder traspasarla, mediante plantilla y lápiz, a la pieza cilíndrica que habremos preparado previamente y que ya estará girando en el torno.

Como no están todos los pasos fotografiados, se hace un poco complicado explicar el proceso, pero prometo realizar una piecita y colgar el "cómo se hizo".

Y ahora, con las diferentes herramientas que se usan para el torneado de madera, -son parecidas a las gubias, formones, y buriles que se usan para el trabajo manual de la madera, pero más grandes-, vamos dando forma a las piezas, comprobando a cada momento, con un calibrador y un compás de torno, las medidas. En este caso, como eran piezas gemelas, y de tan reducidas dimensiones, las fui sacando al mismo tiempo del mismo cilindro de madera.

Ahora sólo queda pulirlas (podemos lijarlas y dejarlas perfectas mientras la pieza está girando, incluso darles el acabado!) y sacarlas del torno; las separamos cortándolas con la ingletadora, o con el serrucho manual.

¿A que es como mágico?, ¡a mí me lo parece!.

Bueno, continuamos con el proceso habitual, en este caso ya habíamos dado algunas manos de goma laca a puertecilla, así que entintamos los remates para igualarlo con el original, los encolamos en su sitio y terminamos de dar el acabado a base de goma-laca. Nos decantamos por la goma-laca porque al limpiar, en el primer estrato, encontramos restos de lo que fue en su día este acabado.


Una vez dado el acabado, montamos de nuevo el cristal (limpio) y la maquinaria (arreglada).
 Y aquí tenemos a nuestro pequeño reloj, listo para dar la hora!

Y esto es todo por hoy...

¡Feliz noche de sábado!

jueves, 12 de enero de 2012

Restauración de una consola isabelina.

¡Hola amigos!, ¡en el taller empezamos el año como locomotoras!.

La verdad es que, no puedo decir eso de: "de nuevo en el taller tras unas merecidas vacaciones", porque...¡no hemos salido del taller!!!. A ver si febrero nos trae unos días de descanso...Pero no nos quejamos... ¡eso es buena señal!.

 A continuación os muestro el proceso de restauración de una mesita-consola isabelina realizada en caoba y chapa de palma de caoba, con gaveta y sobre en mármol blanco. En la estilizada forma de sus patas, encontramos ciertas reminiscencias al estilo Imperio; recordemos que en el estilo isabelino podemos encontrar formas góticas neoclasicas y rococó. 

 
 
Cuando llegó al taller presentaba varias partes de su estructura dañadas por diferentes motivos: las patas habían sido mordidas por un perrito; las esquinas de los remates tallados superiores, se habían despegado (por suerte no se habían perdido); la chapilla se había levantado en varias zonas; faltaba uno de los remates de las patas; y los diversos rebarnizados habían oscurecido de tal forma el acabado del mueble, que apenas se atisbaba la preciosa veta de la caoba.














Comenzamos la labor limpiando la superficie de manera respetuosa con la pátina.











Continuamos reconstruyendo las zonas de las patas y basamento que presentaban pérdida de material,
y pegamos los remates tallados de las esquinas.










Pegamos la chapilla que se había levantado y enmasillamos las grietas y faltas.









Rehacemos la pieza de remate de las patas, y corregimos la cojera de la mesa, mediante discos de madera que quedarán integrados.

Aplicamos tinte para igualar las reposiciones con el color de la madera.
Por último damos el acabado a base de goma aplicada a muñequilla.







 


Antes de terminar de dar el acabado, encolamos la base al resto de la consola. Lo hacemos en este momento, porque las primeras manos de goma laca son más fáciles de dar con la mesa desmontada. (Fijaros en el detalle de la marca de fabricación de la consola).

Y éste es el aspecto final, una vez finalizado el acabado y colocado el mármol limpio y pulido.




Y esto es todo por hoy...

¡¡¡Un gran saludo!!!!

sábado, 7 de enero de 2012

El Restaurador de Muebles en Canarias: estado de la cuestión.

Enlace sobre el oficio de restaurador de muebles en Canarias del Geiic

Queridos lectores, no he podido resistirme a compartir con vosotros el enlace que he encontrado navengando por la red, en la página del Grupo Español de Conservación del International Institute for Conservation of Historic and Artistic Works, una organización seria, sin ánimo de lucro, que recoge noticias e información relacionada con el mundo de la conservación y la restauración. En dicho artículo se reproduce el texto, que en forma de crítica ha sido enviado a la Conserjería de Empleo, Industria y Comercio del Gobierno de Canarias. En ella se expresa lo siguiente:
"El lamentable hecho de que para el tratamiento curativo de los muebles antiguos no se cuente aún con una formación oficial específica, no puede dar pie a que, desde las Administraciones Públicas, se incite a cometer barbaridades en ellos. Esto es precisamente lo que hace la Consejería de Empleo, Industria y Comercio del Gobierno de Canarias con su Proyecto de Decreto de Repertorio de Oficios; concretamente dentro de los contenidos de las pruebas para obtener el carnet de artesano y bajo el epígrafe restaurador de muebles (Ley 3/2001, de 26 de junio, de Artesanía de Canarias (B.O.C nº 83, de 6 de julio. http://www.gobiernodecanarias.org/boc/2011/153/001.html ). En dicho apartado se mencionan prácticas hoy en día inadmisibles en la restauración de los muebles del pasado. Son acciones dañinas para los mismos que en ningún caso deben de realizarse. Se habla por ejemplo de lijarlos o rasparlos (puntos 3 y 9):

3. Limpieza y eliminación del acabado antiguo si fuera necesario aplicando la técnica más adecuada. Decapar, raspar..
9. Lijar, siguiendo el proceso de aplicación del lijado (de mas a menos grosor del grano de la lija )…".
Como consecuencia de este artículo, ya hay cartas de petición de modificación del decreto que regula la admisión como oficios artesanos de las siguientes especialidades: Restauración de objetos de arte y Restauración de Mobiliario (entre ellas del Decano de la Facultad de BBAA de La Laguna y un acuerdo de los decanos de las facultades de BBAA ).

Éste es el enlace y os recomiendo leerlo: http://ge-iic.com/index.php?option=com_content&task=blogsection&id=6&Itemid=76

Como canaria y profesional de la restauración de mobiliario antiguo, me avergüenza que esto esté sucediendo, porque, desde que hace ya 11 años decidiese dedicarme a esta maravillosa labor, siempre tuve claro que, aunque para restaurar un mueble hay que tener amplios conocimientos de ebanistería, no es un ebanista (en el mejor de los casos) el que debe encargarse de la restauración de muebles (Y ESTO SUCEDE CONSTANTEMENTE EN CANARIAS).

Mi formación abarca desde una licenciatura en Historia del Arte, que me aporta los conocimientos necesarios para distinguir o investigar el estilo y procedencia de cada mueble que pueda llegar a mis manos, a la formación como técnico en ebanistería artística que me da la capacidad mecánica de intervenir en ellos y fabricar piezas, ensambles...respetando la técnica con la que fueron construídos. Como complemento he realizado diversos cursos específicos en los he aprendido técnicas tradicionales como el dorado al agua, marquetería, sistemas de limpiezas empleados en restauración de superficies pólicromadas, o el uso y composición de adhesivos y disolventes para la restauración. Y no sólo eso, como siento verdadera pasión por los instrumentos de cuerda...en especial por el violín, aprendí técnicas de luthería con un maestro artesano, así como los diferentes acabados tradicionales que se aplican...Y este año pretendo realizar un Master en tasación de muebles antiguos...

Lo que quiero decir con esto, es que de la misma manera que no es un pintor, por muy bueno que sea, el que debe encargarse de la restauración de un óleo del s.XV (ni del s.XX), no debe ser un ebanista, por muy bueno que sea en su trabajo, el que restaure un mueble, o examine para obtener un carnet que acredite a alguien como restaurador de muebles.

Al poco de empezar mi trayectoria como restauradora de mobiliario, y al desarrollar mi labor en Canarias, obtuve el carnet, si bien a mí no me hicieron desarrollar una parte práctica, -en aquel momento no se llevaría a cabo...-, llevé fotos de mi trabajo y contesté a algunas preguntas..., pero nunca me dieron el listado que se menciona, con puntos tan agresivos como los mencionados.... estoy realmente sorprendida.

En mi taller doy clases de restauración (aunque por cuestiones de trabajo llevo algunos meses sin impartirlas), y debido a que muchos alumnos llegan con ideas erróneas transmitidas por "el primo carpintero", lo primero que digo es: UN MUEBLE ANTIGUO JAMAS SE LIJA O SE ACUCHILLA.

Soy la primera a la que le gustaría que este panorama cambiase. ¿La manera?, si tanta demanda hay, que se ha creado un carnet para acreditar la restauración de muebles como oficio artesano, por qué no se crean unos Estudios Superiores que formen correctamente a todas aquellas personas que quieran dedicarse a este oficio????. Y por supuesto con un profesorado multidisciplinar, formado y preparado para la labor.

Pero de la misma forma que digo una cosa, mi espíritu crítico me lleva a decir, que tampoco en las facultades de BBAA, o en los Estudios Superiores de Conservación y Restauración tienen especialidades en el mueble, por tanto, aunque estarán más capacitados que cualquier profano en la materia, que desconozca los métodos y criterios usados en restauración, aún le harán falta muchísimos conocimientos para los que no han sido formados. Un restaurador de pintura o de materiales pétreos, dificilmente podrá dirigirme en la restauración de un mueble Boulle.

De ahí mi variada formación en diversos centros, en los que he complementado mis conocimientos, prácticos y teóricos, que siempre tengo en constante actualización.

Estoy cansada de que la imagen de Canarias sea siempre UN CASO APARTE....y me preocupa que se generalice una imagen preconcebida del restaurador de muebles en Canarias como un trabajador sin formación, ya que, aunque seamos pocos, existimos los que hacemos nuestro trabajo con criterio, respeto y conocimiento.

Me remito al siguiente texto del libro de Leticia y Cristina Ordóñez, El Mueble. Conservación y Restauración.

"En nuestra sociedad la figura del restaurador de muebles no es análoga a la de los restauradores de otro tipo de obras histórico-artísticas, y su evolución tampoco ha sido la misma(...) la restauración de muebles, por lo general, sigue pareciéndose más a un maquillado, una destrucción o una simple falsificación, que a una auténtica restauración (...) En nuestro país, salvo escasas y honrosas excepciones, el restaurador de muebles sigue siendo, en el mejor de los casos, un artesano cualificado y bien intencionado, y en el peor, un audaz "manitas", tocado de un aura de misterioso prestigio, un "toque de artista", "un don natural"... Parece como si los muebles fueran los marginados del patrimonio, y en vez de con auténticos médicos, tuvieran que vérselas siempre con cuaranderos."


Con esto, evidentemente, ni ellas, ni yo, menospreciamos la artesanía, pues es la fuente de la que se extraen muchos de los conocimientos necesarios para la restauración de un mueble (materiales, tipologías constructivas, técnicas de acabado...), pero no son los únicos conocimientos que necesitaremos.

Importante también es concienciar a los poseedores de muebles antiguos de lo importante que es llevarlos a restaurar a verdaderos profesionales, que respetarán su antigüedad y, como siempre digo (pues suele ser más efectivo), favoreceran a mantener su valor económico, pues un mueble que ha perdido su pátina, o su forma original, por una mala intervención, pasa a valer muchísimo menos en el mercado del arte y las antigüedades.

Tengo suerte de contar con clientes que aman el arte, y comprenden lo importante que es transmitir una imagen lo más original posible a las generaciones venideras. Y a mis alumnos, intento, a riesgo de parecer a veces muy pesada, lo importante que es una intervención respetuosa.

Sin más, les invito a leer los enlaces anteriormente mencionados y a expresar vuestras opiniones al respecto.


   Un gran saludo a todos!

Restauración de un secreter con marquetería del s.XIX

Hola amigos, quisiera comenzar esta entrada deseándoles SALUD y FELICIDAD para este año que comienza, ya que creo que estos dos elementos, ¡son la esencia de la vida!.

Por otro lado, haciendo balance del Blog en este pasado año 2011, no puedo menos que comentarles, lo contenta y sorprendida que estoy al ver la cantidad de visitas recibidas y la diversidad de procedencias de los lectores: España, Alemania, Italia, Praga, Rusia, México, Perú, Ecuador, Argentina, E.E.U.U... A todos ellos un enorme abrazo. Aún me parece increible, que lo que en principio comenzó como una manera de compartir la pasión por mi trabajo, con  lo que yo creía iba a ser, un pequeño sector de la población, se haya convertido en una página de referencia para muchas personas que además, se ponen en contacto conmigo para pedirme consejo, o comentarme lo interesante que les parece el trabajo que hago. 

¡Yo estoy muy contenta, y de verdad que agradezco los comentarios y visitas, ya que me animan a seguir adelante con esta andadura!

Bueno, a lo que íbamos!, que seguro que os interesa ver el proceso de restauración de este coqueto secrétaire español (podemos usar la versión españolizada secreter, según la Real Academia de la Lengua), de mediados del s.XIX, -un claro revival (recuperación de un estilo del pasado) de los muebles de estilo rococó franceses-, perteneciente al periodo isabelino. Os recuerdo que en este periodo, podemos distinguir tres subestilos: el Neogótico, el Neoclásico y el Luis XV, siendo este último el más destacado.

El mueble, decorado con marquetería (puttis, flores y guirnaldas) y apliques de bronce, consta de dos cuerpos: una mesa de patas cabriolé con gaveta y tabla de escritorio corredera, y un cuerpo superior con dos pequeñas gavetas, dos puertas y estantes.

Cuando llegó al taller presentaba gran deterioro producido por el ataque de insectos xilófagos, pérdida de chapilla, y la suciedad y los rebarnizados habían ocultado el color original de la marquetería y los bronces.









El primer paso fue analizar qué insecto había producido el daño y hasta qué punto había afectado al mueble. Las zonas más dañadas eran la puerta derecha y el techo. Al desmontar la puerta que en un primer momento parecía estar en buen estado, comprobamos que sonaba "como una maraca" (los gránulos que suenan se llaman pellets y son los excrementos de los insectos), lo cual indicaba que el ataque era de termitas, pues como ya sabemos, se alimentan de la madera dejando una fina lámina externa que las protege de la luz, y por ello no nos damos cuenta de su presencia hasta que en muchas ocasiones es demasiado tarde.

Para poder ver hasta qué punto estaba afectada la puerta, desmonté el medallón que la decoraba y se descubrió lo que podemos ver en las fotos. El ataque había dejado la puerta en un estabo muy delicado, peligrando fundamentalmente la marquetería. 

 Pero el techo representaba un problema mayor, ya que había perdido gran parte de su marquetería, concretamente la zona de la raiz (que aparecía rellena de cera), así que desde un primer momento se planteó la labor de reconstrucción, pasando por la sustitución del tablero de soporte.

Los laterales del cuerpo superior también presentaban ataque, y algún que otro punto muy localizado del mueble.

Procedimos pues a la desinsectación del mueble en varias fases, para asegurarnos de su total erradicación.

Una vez realizada esta labor desmontamos los bronces de todo el mueble, guardándolos con su ubicación señalada y con sus clavitos y tornillos correspondientes, labor ésta muy importante, ya que a la hora del montaje podríamos tener problemas si intercambiamos piezas.

Y procedemos a la limpieza. En este caso no se recurrió al decapado por motivos de seguridad, ya que la marquetería era de colores, y la potencia de los productos químicos podía afectarlos. Así que con lanilla del nº000, se pulió toda la superficie, con lo que conseguimos preservar la pátina y eliminar la suciedad superficial que ocultaba los bellos colores de las diferentes chapillas de la marquetería.



  La limpieza la realizamos sobre las piezas del mueble que no necesitaban reposición de chapas o reconstrucción, así, que una vez limpias la piezas sanas vamos a empezar la labor de reconstrucción, y lo hacemos con la puerta, recordando que ya está desinsectada. 

Para darle consistencia inyectamos un producto consolidante en las galerías horadadas por los insectos, que además crea cuerpo y rellena; una vez seco el producto encolamos una chapilla a la trasera del medallón para crear una superficie donde poder aplicar la cola y al mismo tiempo otorgarle más rigidez a la pieza. Y por último pegamos de nuevo el medallón a la puerta.

Ahora es el momento de pegar algunas pequeñas piezas de la marquetería que se habían soltado o que estaban a punto de hacerlo. Y una vez seca la cola procedemos a limpiar de la misma manera que el resto del mueble.
Es el momento de realizar la parte más delicada de este trabajo: la reconstrucción del techo del cuerpo superior. ¿Por qué digo que es la parte más compleja?. 1º porque es un labor que requiere paciencia y muchas horas de dedicación, pero lo 2º y más importante es que debemos recuperar en la medida de lo posible las chapillas originales de la marquetería, para procurar preservar lo máximo posible la imagen original del mueble. Si la chapilla que usásemos fuese nueva, el trabajo de esta zona se diferenciaría demasiado del resto del mueble, así que...debemos levantar con mucho cuidado, un bisturí y una espátula, las chapillas "rescatables".

Pero vamos por pasos:
1º. Desprendemos la parte afectada del mueble, con mucho cuidado de no dañar la marquetería de los bordes. Comprobamos que el ataque de los insectos ha dejado la tabla totalmente destruída.

2º. Fabricamos una tabla de iguales dimensiones a la que retiramos, y traspasamos el dibujo de la composición de la tabla antigua a la nueva, por medio de papel de cebolla y calco.

3º. Y ahora sí, vamos despegando las pequeñas piezas de la tabla antigua y las vamos presentando, en la misma ubicación, sobre la tabla nueva.







Hay otros métodos, que por medio de calor y un papel que pegamos sobre la marquetería, levantaría toda la composición al mismo tiempo. Pero en este caso, la pieza estaba en tan mal estado que hubiese sido imposible, por lo que se optó por ir poquito a poco.

4º. Pegamos los pedazos que hemos podido salvar y reconstruimos los que faltan. La pieza central de raiz, se tuvo que reponer por completo.
5º. Limpiamos la superficie para poder eliminar la suciedad de las chapillas antiguas, y procedemos a igualar el color de las nuevas.
6º. Ya podemos encolar la tabla en su posición original; lo siguiente es chapear el canto para igualar con el resto del mueble y corregir posibles oquedades y desniveles. ¡Y dar el acabado!.

El resto del trabajo se basó en el encolado de una pata partida de la mesa y el rechapeado de algunas piezas faltantes en la marquetería de la mesa, y la reconstrucción por medio de masillas de resina de algunas zonas de la raiz de los laterales que presentaban pérdida de material.  La limpieza de los bronces se realizó mediante cepillado con cera.

El acabado se realizó con goma-laca aplicada a muñequilla y éste fue el resultado.




Un nuevo ejemplo de cómo casi siempre hay alguna solución para salvaguardar el patrimonio mobiliar, respetando los criterios de restauración, por muy deteriorado que se encuentre.

¡Un gran saludo, y espero que los reyes les hayan traído todo aquello que realmente deseaban!
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