lunes, 12 de mayo de 2014

Restauración de un reloj E. Ingraham & Co.

Hola amigos. De nuevo por aquí y esta vez no he tardado tanto..., ya os dije en la anterior entrada ¡que las espinacas dan mucho de sí!.

Hoy os muestro un trabajo de ésos de los que merece la pena poner el antes y el después. Como ya os avanzaba hace unos días, se trata de un reloj norteamericano de finales del s.XIX, de la marca E. Ingraham &Co.

Reloj de chimenea  E. Ingrahan&Co,
que obtuvo un gran éxito de ventas
a finales del s.XIX, principios del s. XX.
Esta empresa sucede a varias firmas de fabricación de relojes anteriores, en las que Elias Ingraham había participado. Este relojero diseñó una gran variedad de modelos de cajas de reloj, recibiendo hasta 17 patentes entre 1857 y 1873. Muchos de estos modelos usaban una inusual y curiosa figura de "8" y estaban chapeados en madera de palo rosa. Fueron realizados en varios tamaños y tuvieron gran popularidad durante muchos años.

Tras la muerte de Elias, en 1885, le sucedió su hijo Edward en la dirección de la empresa, consiguiendo una patente para la aplicación de laca negra (Japón) a las cajas de los relojes, gracias a la cual obtuvieron un gran éxito de ventas con la fabricación de relojes de chimenea de bajo coste lacados con esta técnica.

Pues bien, tras esta pequeña reseña histórica, siempre tan útil para ubicarnos a la hora de realizar una correcta restauración, pasamos a hablar del reloj que llegó a nuestro taller y del que se nos encomendó su restauración. Se trata de unos de los relojes en forma de "8" tan famosos a finales del s.XIX.

Éste era su aspecto cuando llegó al taller.
Como podéis ver, su estado era bastante malo. Por un lado presentaba antiguos ataques de insectos xilófagos, sobre todo en la tapa de la esfera, con lo que la madera estaba bastante debilitada y por eso se había partido (de ahí que estuviese fijada con papel adhesivo); por otra parte el estado del barniz que recubría la superficie estaba en un estado deplorable, ocultando por completo la madera.

Así pues, comenzamos desmontando la maquinaria, y guardándola en una cajita, para su posterior limpieza.
Y comenzamos a decapar con mucho cuidado. Lo primero que descubrimos fue una preciosa chapa de palo rosa recubriendo el cuerpo del reloj.
Pero las sorpresas no acababan ahí, porque debajo de toda esa mugre y capas de barniz oxidado...fijaros lo que encontramos.
Uauuu..., una preciosa decoración bicolor. Cuando esto sucede, es realmente emocionante, porque te das cuenta de que estás redescubriendo la historia de un objeto que hasta ahora, bien podía haber acabado en la basura, perdido para siempre.

La tapa superior estaba partida en varios pedazos, así que la encolamos y la limpiamos. Era la parte del reloj que más ataques de xilófagos presentaba.



Una vez tuvimos el reloj limpio, pasamos a la fase desinsectación (aunque no presentaba presencia activa de insectos), consolidación, enmasillado, tintado y aplicación del acabado a base de goma-laca aplicada a muñeca.
Algunos de los agujeritos practicados por los insectos se fueron rellenando con cera en barra, entre medio del proceso de acabado, para conseguir una perfecta integración del color.
La esfera del reloj también estaba bastante deteriorada, así que hubo que hacerle retoques cromáticos. Se le aplicó un poco de acuarela muy diluida para cubrir algunas lagunas del fondo, basándonos en la técnica del retoque neutral o arqueológico, y se le rehicieron las partes de los números faltantes, aplicando una técnica ilusionista o imitativa.

Se limpió la maquinaria con aire a poca presión y un pincelito, de forma que pudiésemos eliminar el polvo y suciedad acumuladas, y quedó listo para que el relojero nos tomara el relevo.

Montamos la maquinaria, la esfera, las agujas y...

Éste fue el resultado...

Como siempre, espero que os haya sido útil esta entrada. ¡A mí me ha encantado compartirla!.

¡Un abrazo y hasta pronto!
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