lunes, 16 de mayo de 2011

La Tea: restauración del patrimonio canario

¡Hola amigos!, ya estoy de nuevo en el taller tras finalizar la feria de antigüedades en la que participaba. Estoy muy contenta con los resultados y la aceptación del público, que se alegró muchísimo de encontrar especialistas en la restauración de muebles y antigüedades. Después de este pequeño parón, retomo con muchísimas ganas el maravilloso trabajo de devolver la belleza a nuestros queridos objetos del pasado, y como no, este blog que tanta aceptación ha tenido, algo de lo que me siento especialmente orgullosa.

Bello ejemplar de caja de tea
Esta vez, y en honor a Carlos, un lector que se puso en contacto conmigo vía mail para que le aclarase ciertas dudas sobre la tea y su restauración, quisiera hablarles sobre esta madera tan propia de la cultura del archipiélago canario.

Quisiera, ante todo, hacer una breve introducción acerca de la importancia de la madera en Canarias, y es que, durante varios siglos (desde la conquista hasta finales del s.XVIII), constituyó la principal materia prima de desarrollo económico y social de la población isleña. Esto va a influir sin duda, en las costumbres, en el arte y tradiciones, en la industria y el comercio, y sobretodo definirá una arquitectura propia y peculiar propiciada por el uso constante de este elemento en nuestro Patrimonio Cultural. 

Cómoda de "revoltón",
en madera de barbusano
Aunque el uso del pino-tea es predominante, también ha tenido relevancia el uso de otras especies autóctonas, tanto de zonas de pinar como el cedro (fabricación de cajas de cedro, tan importantes en Canarias),  como de zonas de laurisilva, véase el barbusano (usado por su resistencia en balaustres pasamanos, balcones, y sobretodo en escaleras y suelos) o la hija (se da en la zona de Anaga y era usado para carpinterías ligeras, como cajones de embalajes e interiores de muebles). También común es el uso del brezo (en ebanistería por su madera dura y pesada de color rojizo y para la producción de carbón vegetal), el haya (fabricación de mangos y cabos de aperos de labranza), la sabina (se emplea en la parte interior de los techos, en talla o marquetería por su acabado de gran belleza) o el tarajal, que es un arbusto que crece cerca del mar o de la desembocadura de los barrancos, y que en Fuerteventura ha sido usada para la construcción de barcas.

Mesa tocinera

Pero lo que hoy nos ocupa es hablar acerca de la Tea. ¿Cúal es su prodecencia?. Se trata de la madera que se obtiene del corazón del pino canario adulto, de más de 90 años.
En la madera del pino se distinguen tres tipos:
  • la blanca, procedente de la albura y de calidad media que se usaba para la fabricación de puertas, duelas de barrica, embalaje, garrotes de saltos...;
  • la riga, de mayor calidad y empleada en carpintería diversa;
  • 
    Casa de los balcones. Pto de la Cruz
    
    Talla
  • la tea, duramen o núcleo del pino, que constituye una madera pesada, dura y de coloración rojiza que se ha empleado en todo tipo de trabajos de arquitectura (artesonados, retablos, balcones, suelos, techos, vigas, y en elementos sustentantes como columnas, pies derechos y zapatas) y mobiliario (camas de barrotes torneados, cajas de tea que se diferencian en la forma de las cajas de cedro cubanas con tapa curva,  porque las de tea tienen generalmente la tapa plana debido a la dureza de la madera; las destiladeras o tallas; loceros; el escaño, mueble con doble finalidad de asiento y baúl; o la silla vitoriera).
Mesa de arrimo
Escaño
Pues bien, el trabajo de la tea nada tiene que ver con el del resto de las maderas, debido a su alto contenido en resina (de ahí que se usase como antorcha para iluminar, ya que arde muy bien y quema lentamente). Esta especial saturación de resina la hace una madera altamente resistente y perdurable, y por tanto muy apreciada en la construcción de elementos sustentantes o artesonados, pues no sufre el ataque de insectos xilófagos.
Silla vitoriera

A la hora de trabajarla, los ebanistas y carpinteros tienen que tener especial cuidado con el mantenimiento de la maquinaria, ya que las hojas de corte y cepillado, y las lijas se saturan rápidamente de la resina que suelta la madera, debiendo reafilar y limpiar asiduamente. 

Respecto a su restauración, básicamente, y debido a su resistencia, suele tratarse de un trabajo de limpieza y restitución de elementos perdidos. La limpieza no se lleva a cabo como suelo explicar con el resto de las maderas, sino que a veces no queda más remedio que utilizar cuchillas o raspillas de ebanista (seguro que os sonará que antes se usaban trozos de cristal), ya que la madera exuda resina a lo largo de toda su vida, con lo cual al paso del tiempo se habrá mezclado el barniz con la resina y será imposible de retirar con decapante y lanilla.


Cuchilla de ebanista  

Os preguntaréis que, por qué si usamos raspilla para limpiar, que es un método de los más agresivos en lo que a limpieza de la madera se refiere, no podemos usar lijadora. Esto tiene dos respuestas, en primer lugar la lija se satura tan rápidamente que tendréis que sustituirla cada dos por tres o bien dedicaros a limpiarla constantemente (al final os daré dos trucos para limpiar una lija saturada de resina); por otro lado, el acabado que da la lija en nada tiene que ver con el acabado pulido de la raspilla. Mientras con lija debéis usar varios granos para conseguir un acabado decente (lija de grano 50 para desbastar, grano 80 para sacar las ralladuras de la nº50, grano 100 para afinar...y así hasta pulirla), con la raspilla, aunque hay que aprender a controlar la técnica y debéis afilarla cada vez que sea necesario, obtenéis de una vez, la limpieza y pulido de la madera, y con el tiempo, cuando controléis su uso, apenas eliminaréis madera sino que sólo os llevaréis el viejo barniz (como siempre, practicad con un pedazo de madera que carezca de valor).

Respecto a la restitución de elementos perdidos o rotos, deberéis proceder como lo haríais con otras maderas, es decir, buscar madera de iguales carácterísticas y reproducir el elemento perdido. Conseguir trozos de tea de grandes dimensiones no es fácil, y si la consigues, es a un precio muy elevado (suele ser procedente de desmontes de antiguas casas y hay que asegurarse de que esté limpia de clavos que podrían estropear la maquinaria), pero para pequeños pedazos no suele haber problema y cualquier carpintería os puede vender (o regalar en el mejor de los casos) un pedacito con el que rehacer esa pieza perdida.

Una vez realizada la limpieza de la madera procederemos a su protección. Dependiendo de si la madera es de exterior o no, cambiará el tipo de acabado, ya que si se trata de carpintería de fachada deberemos usar un lasur. Esto es un tipo de acabado protector frente a la acción de los rayos ultravioletas y la pudrición de la madera. Su gran virtud es que no crea capa, es decir no se va a descascarillar con el paso del tiempo, ya que digamos actúa como una crema que penetra en la madera. Eso sí, requiere un mantenimiento periódico (cada 12-15 meses dependiendo de la acción de los rayos UVA o de la lluvia), que asegurará su protección frente al sol y al agua.

Si la madera va a estar en el interior podemos darle el mismo acabado, con lasur, o bien con un barniz al agua y acabar con un encerado. Un detalle curioso, es que la resina que contiene esta madera impide barnizar con resultados satisfactorios, los muebles de este tipo con goma-laca (a muñeca).

Y ahora os mostraré un ejemplo de una restauración que llevé a cabo hace un par de años.
Me encargaron la restauración de la madera de la fachada lateral y trasera del Ayuntamiento de S/C de La Palma. Las fotos pertenecen a diversas fases del trabajo.

Se trataba de tres pisos repletos de vanos (ventanas, ventanales, arcos...) realizados en madera de tea. La carpintería de madera no era la original del edificio, que fue realizado en el s.XVI, sino que había sido sustituída en el s.XIX. La madera presentaba multitud de capas de barniz deteriorado, que en casos concretos se había oscurecido de tal forma, que parecía que había sido pintada de negro. 

 El proceso de restauración se basó en la limpieza de la tea mediante medios mecánicos (raspillas con diferentes perfiles que se adaptasen a las formas de la madera). Por supuesto no había ni rastro de ataque de insectos. 

El resultado fue espectacular, porque la belleza de la madera se conservaba intacta bajo capas y capas de suciedad y barniz depositados a los largo de dos siglos. Se sustituyeron algunas piezas perdidas que formaban parte del sistema de guillotina de los ventanales y el acabado se realizó con lasur especial para coníferas, recomendando que su mantenimiento se hiciera cada año y medio, dos años. Realizando un sencillo mantenimiento evitamos el deterioro de la superficie y el tener que realizar de nuevo un trabajo tan costoso. Como siempre, prevenir es mejor que curar.














Pensaréis que debió ser un árduo trabajo, y así fue, dos meses en los que perdí unos cuantos kilos... Pero como siempre, ¡merece la pena el resultado! 


¡Ah!, casi se me olvida, los dos trucos para limpiar las lijas cuando se han saturado de resina son:
  1. Método lento y seguro: sumergir la lija en gasoil, esto hará que se desprenda la resina; dejar secar la lija y ya la podemos volver a usar.
  2. Método rápido pero un pelín peligroso: sujetamos la lijadora en marcha (se entiende que estamos usando una de banda) y con firmeza, pasamos un cepillo de cerdas de acero por la superficie de la lija, de tal forma que la fricción desprenda los restos de resina. Cuidado con este método ya que si el cepillo resbala, la mano puede tocar la lija y os podéis hacer daño.
                      ¡Un saludo amigos!. Como siempre, espero haberos ayudado.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...