Algo que en apariencia debería ser tan simple, puede, a veces, convertirse en algo desesperante. Además, en muchas ocasiones parece que alguien ha querido divertirse a nuestra costa, colocando clavos a diestro y siniestro. Para todas esas ocasiones en las que un clavo, o un tornillo quiera amargarnos un trabajo, os ofrezco estos trucos.
En el caso de los clavos, como primera opción podemos probar a darle un golpe seco en la cabeza con un botador o martillo(A). De esta manera, solemos conseguir que se afloje y así poder aprisionar la cabeza y sacarlos apalancándolos. Realmente el problema radica en cómo hacer que la cabeza sobresalga, ya que una vez la tenemos fuera, existen numerosas herramientas con las que poder extraerlo. Por ejemplo, una magnífica herramienta, de fabricación casera podría se un formón viejo (20 o 25 mm. de ancho) en cuyo filo practicaremos una muesca en forma de "v" (B). Con el bisel del formón hacia abajo introduciremos la muesca a ambos lados de la cabeza del clavo, hundiéndolo en la madera (sin causar demasiados desperfectos); finalmente tan sólo deberá hacer palanca, basculando sobre el bisel del formón. Esta herramienta también puede servirnos para quitar las tachuelas de una tapicería.
El siguiente método es válido tanto para clavos, como para tornillos rebeldes. Es sabido que el hierro y el acero se dilatan con el calor, pues el procedimiento consiste en aplicar calor a la cabeza del clavo o tornillo, para que estos aumenten de tamaño, separen las fibras de la madera de su alrededor, y al enfriarse y recuperar su tamaño original, estarán flojos y podremos extraerlos. Para ello utilice la una punta de soldador o caliente con un soplete el extremo de una varilla de acero y aplíquela en la cabeza del clavo o tornillo (más rápido)(C).
En los casos en los que pueda acceder al ensamble, trate de abrirlo un poco insertando en la unión un formón o un hierro de cepillo viejos, a golpe de martillo, y haga palanca (D). Una vez tenga espacio suficiente, intente cortar el cuerpo visible del clavo con una segueta para metales. Una vez separado el ensamble, haga sobresalir las cabezas con la ayuda de un botador, golpeando el clavo por el lado opuesto y ya podrá sacar ambas partes haciendo palanca con unas tenazas y apoyándose siempre en un taco de madera, con el fin de no dañar el mueble y de ejercer mayor fuerza de apalancamiento(E).
En el caso de deformaciones en la ranura de los tornillos, pruebe a colocar la punta de un destornillador plano y no muy grueso en la ranura, y a darle golpes secos con un martillo. Esto hará que la muesca del tornillo quede marcada de nuevo y el tornillo se afloje a fuerza de los golpes. Con el mismo destornillador pruebe a girar, ejerciendo presión firmemente sobre la cabeza. A mí suele sacarme de muchos aprietos.
Cuando el tornillo está muy duro puede incrementar la fuerza de torsión fijando un sargento pequeño a la pala del destornillador, usándolo de asidero, además del mango.
Otra fórmula es el extractor de tornillos, que se usa de la siguiente manera: señale con un punzón el centro de la cabeza y taladre un agujero guía de unos 3 mm. de diámetro hasta introducirse en el cuerpo del tornillo. Inserte la punta del extractor (que viene a ser como un sacacorchos) en el agujero y atornille hasta que esté firme. A continuación desenrósquelo; el extractor y el tornillo deberían salir juntos.
Por último, y a mi parecer como última solución, podemos usar este invento para extraer tanto clavos como tornillos. Se trata de un trozo de tubo hueco de acero o hierro de unos 8 cm. de largo y 10 o 12 mm. de diámetro, en uno de cuyos extremos deberemos tallar con una lima una serie de dientes pequeños en todo el perímetro (F). El tubo deberá caber en el mandril de la taladradora, si no es así, puede introdudirle una clavija de madera por el extremo no dentado, hacerle un pequeño agujero pasante, en el que quepa un clavo, tanto al tubo como a la espiga para fijarlos, ya que deben girar juntos, y por último ajuste la madera al tamaño de la boca del taladro. Ahora puede taladrar alrededor de nuestro elemento de discordia; normalmente con un mínimo de taladro el tornillo o clavo, ya estarán flojos como para sacarlos con unos alicates de punta fina. Efectivamente queda un agujero, es por ello que considero este método muy agresivo para un mueble antiguo, sobretodo si el clavo o tornillo está en una zona visible, pero es cierto que a veces es el único remedio. El agujero lo reintegraremos con un tarugo o con masilla.
Espero que estos consejos os ayuden a no cogeros un ataque de nervios!.
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