martes, 23 de julio de 2013

Cómo hacer un ensamble de Cola de milano

Hola queridos lectores, otra vez atareada en el taller y con el blog un poco abandonado..., pero ya sabéis que después os recompenso con interesantes entradas sobre los trabajos que salen del taller!.

Hoy quisiera hablaros, dentro del espacio dedicado a la ebanistería, del ensamble de cola de milano, ya que muchas veces, alumnos, clientes o conocidos me preguntan qué es, cómo se hace, para qué se usa...

Pues bien, este ensamble se usa sobre todo, para la construcción de gavetas o cajones, en muebles de calidad media-alta, debido a que su peculiar construcción lo hace especialmente fuerte y resistente a la tracción que se ejerza, a pesar de que la cola falle.

El otro uso popular que se le da, es en la construcción de cajas y arcones, donde si la unión es ajustada resulta no sólo fuerte, sino atractiva ( el juego de la veta de la testa, con la longitudinal, crea un bello efecto con alto nivel decorativo). Hay variantes de la cola de milano, en la que se añaden plantillas con diversos dibujos ( dependiendo del ebanista que lo realice) que hacen que la pieza sea aún más vistosa, como es el caso del "diente de perro" usado en los baúles de cedro canarios.
Su nombre deriva de su forma trapezoidal, que se asemeja a la cola de un ave llamada "Milano".

La construcción de la cola de milano básica es sencilla y divertida, y lo mejor de todo es que no nos hace falta tener una maquinaria especializada, tan sólo elementos para el diseño (lápiz, escuadra...), serrucho, sierra de calar, un escoplo o formón y una maza. Por supuesto que su fabricación puede realizarse con maquinaria, por ejemplo, algunos de los cortes los podemos llevar a cabo con la sierra sinfin, o incluso venden piezas para la fresadora con las que se realizan en cuestión de minutos, pero ya que se trata de aprender, nada mejor que hacerlo con herramientas manuales, que aparte de ayudarnos a adquirir destreza, nos aseguran poder realizar este trabajo sin necesidad de tener maquinaria en el taller. Y lo más importante, si estamos restaurando un mueble y debemos reproducir una cola de milano, debemos hacerla como antaño, es decir, a mano.

El primer paso sería plantear el dibujo de la cola de milano. Existen plantillas en el mercado que facilitan el marcado, pero quiero que aprendáis a marcar desde cero, después vosotros decidiréis si comprar o no. Las tablas que usemos deben ser de igual ancho y grosor.

Debemos tener en cuenta que el ángulo de apertura debe ser de unos 80º desde la base, o bien mantener una proporción de 1 a 5.

La distancia entre las colas de milano, dependerá de si nos gustan más juntas o más separadas. Lo que sí debemos tener en cuenta es que las semi-espigas no sean más estrechas que el grosor de la pieza de madera, ya que si no, podrían partirse.

Una vez tengamos claro el diseño lo traspasamos a  una de las piezas de madera, que previamente habremos preparado, con el mismo grosor, tal y como vemos en las imágenes.

Dejamos 2 cm por cada lado y marcamos el centro
Marcamos el centro entre las marcas anteriores

Tomando como centro, los hallados anteriormente,
marcamos la medida de la base de la cola de milano



Marcamos la medida de la parte alta de la cola de milano y unimos con una línea


Alargamos las líneas a la testa de la tabla, de forma que nos sirva de guía para el serrucho
Fijamos la pieza en un tornillo de banco y serrucho de costilla en mano, comenzamos a cortar....



Fijamos la tabla en la prensa del banco de trabajo,
o con unos sargentos a una mesa
Comenzamos a cortar con un serrucho de costilla     
Seguimos la dirección del dibujo de la cola de milano,
hasta llegar a la línea que marca el alto de las colas




Eliminamos los bordes con el serrucho
 Una vez tenemos todas las marcas serruchadas, debemos quitar la pieza sobrante, y para ello, ponemos nuestra pieza sobre el banco de carpintero, o mesa de trabajo, la fijamos con un sargento por el extremo contrario al que vamos a trabajar, protegiendo la madera con taquito (es muy importante ir guardando restos y sobrantes de cortes de madera porque nos serán muy útiles en casos como éste), y con el formón que más se adapte, vamos eliminando la parte que sobra tal y como se muestra en la imagen. Primero marcamos el límite, y después quitamos una lasca..., así hasta el final.
Fijamos la tabla a una mesa con un sargento porque ahora deberemos eliminar las partes sobrantes, que no podemos serruchar

Cogemos un formón del ancho adecuado para que cubra el espacio a eliminar,
y marcamos el límite (la marca del lápiz que delimita el alto de la cola) golpeando el cabo del formón con una maza o martillo de cabeza de nylon.
Esto va a evitar que cuando quitemos la primera lasca, se nos astille la madera o nos pasemos de la medida.

Con el formón en horizontal eliminamos una lasca, hasta el límite marcado anteriormente.

Otra lasca...

Mismo procedimiento...

Hasta eliminar por completo el sobrante. Y ahora lo mismo para el otro pedazo sobrante.

Éste debe ser el resultado final
 Ya tenemos la primera parte del trabajo hecha. Vamos a por el encaje de nuestro puzzle.

Tomamos la primera pieza a modo de plantilla, y marcamos el contorno sobre la testa de la segunda pieza. A continuación marcamos la profundidad del corte, que será la misma que el grueso de las piezas. Fijaros en la imagen.

Y repetimos la operación de corte, fijamos la pieza en el tornillo de banco, y a serruchar!.

Usamos la primera tabla como plantilla, y marcamos sobre la testa de la otra pieza las colas que hemos recortado.


También traspasamos la medida de la profundidad que tendrán estos segundos cortes

Y alargamos las líneas hasta el límite de esa medida

Fijamos tabla y cortamos...
 Seguidamente, pasamos a la mesa y eliminamos el sobrante con el formón.

Vamos vaciando la pieza sobrante.
Recordemos: marcar límite...

...quitar lasca.


Así hasta dejar preparada la segunda parte de nuestro puzzle
 Ya tenemos las piezas del puzzle, ahora comprobemos que encajan y... voilà!!. Nuestro ensamble terminado.
encajamos las piezas...


Y ya tenemos nuestra cola de milano!

Hay que tener en cuenta que el encaje debe quedar bastante ajustado, pero, como todo, la experiencia es un grado, y si a la primera no os queda todo lo ajustado que debiera, hay truquitos.

En el caso de que no entre una pieza en la otra, cogeremos una lima e iremos retocando las zonas que impiden que encajen.

En el caso de que os haya quedado holgado, podemos meter unas lasquitas de madera en las ranuras (si son muy grandes), o en el caso de que sean pequeños huecos, rellenar con masilla, o una vez montada la pieza con cola, lijamos sin eliminar el sobrante de cola (hará el mismo efecto de la masilla al unirse el serrín con la cola).

Otra entrada la dedicaré a hablarles de la variante más decorativa de la cola de milano. En Canarias la llamamos "diente de perro", y se usa sobre todo como ensamble en los famosos baúles de cedro.

Pues bien, ésta ha sido la entrada de hoy... Espero que os sea de mucha utilidad!.

Lo próximo...un trabajito de restauración de dorados.


                            ¡¡Un abrazo!!



martes, 21 de mayo de 2013

Biombos Coromandel. Colaboración de Restaurata con la revista Subastas Siglo XXI.

¡Hola amigos!, hoy quería compartir con vosotros un estupendo artículo, en el que he tenido el placer de colaborar. La temática ha sido Los Biombos Coromandel, escrito por Blanca Ramos Jarque, para la revista Subastas s.XXI.

Si aún no conocéis esta publicación, os la recomiendo, porque encontraréis estupendos artículos sobre temáticas muy concretas dentro mundo del arte y las antigüedades, y por supuesto, imprescindible para los amantes de las subastas.

Por cuestiones técnicas no he podido obtener el artículo en formato "pdf", pero si no lo podéis leer correctamente, tan sólo tenéis que descargar cada imagen a vuestro ordenador, y leerla desde cualquier programa editor de imágenes.

                                     
                                             Un saludo, y que lo disfrutéis!









                                                       

jueves, 2 de mayo de 2013

¿Cristal de Roca, Vidrio o Cristal?. Restauración de lámparas de cristal.

Hola amigos, hoy quiero hablaros de un trabajo que hemos estado  realizando en estos últimos meses: la restauración de cuatro lámparas de cristal italianas. No se trata de piezas antiguas, pero sí que resulta un proceso interesante, no sólo por su tamaño, ya que hablamos de unas lámparas de 24 luces, es decir ¡24 brazos!, sino por las especiales condiciones de ubicación de las mismas.

El problema que presentaban era el siguiente: se trataba de unas lámparas concebidas, como la mayoría, para estar situadas en un interior, y en este caso, por cuestiones decorativas, habían sido ubicadas en la terraza del bar de un hotel, muy cerca del mar.

Debido a la acción de la brisa cargada de sal ("maresía" en Canarias), los engarces de latón con los que estaban unidas las diferentes piezas de cristal que conformaban las lámparas, se habían ido corroyendo, y al más mínimo toque, o por acción del viento, los engarces se rompían y las piezas caían al suelo.

El trabajo consistía pues, en la sustitución de los engarces (¡todos los engarces!), por unos fabricados en un material que soportase la acción corrosiva de la sal.

También debíamos sustituir algunos brazos partidos, y la multitud de piezas que al caer al suelo se habían roto.

Pero antes de meternos en faena, me parece interesante aclarar ciertos matices entre lo que es vidrio y cristal, ya que muchas veces se llama cristal de roca a lo que es cristal plomo, y se confunde un vidrio fino y depurado con el cristal.

Y aunque diferenciarlo requiere un amplio bagaje en este extenso mundo, intentaré esbozar las diferencias, para que nos quede lo más claro posible.

En la Naturaleza existen muchos cuerpos cristalizados que tienen unas propiedades características de dureza, colorido, transparencia, brillo, y que es ocasiones también descomponen la luz del sol en los siete espectros; pero lo que nos interesa analizar es el cuarzo cristalizado, o cristal de roca. No es un material abundante y se encuentra en el seno de algunas rocas, es incoloro, brillante cuando se pule, de extraordinaria dureza, descompone el haz de rayos y se presenta en forma de prismas hexagonales, que terminan en pirámides.

Este material se tuvo en gran estima desde la Antigüedad, y se empleó por su belleza para el adorno personal y la ornamentación. Los talleres que se dedicaban a la "glíptica", así se llama el arte de manipular toda clase de piedras duras, en Milán, durante el Renacimiento, desarrollaron especialmente el arte de grabar y tallar el cristal, produciendo piezas excepcionales, que por su rareza y precio sólo poseían reyes y potentados de la época.

Por otro lado, desde época muy antigua, bien por azar, o bien por el empeño y estudio del hombre, se descubre el modo de fabricar el vidrio, que será el sustituto artificial del cristal de roca. Aunque su naturaleza interna es amorfa, exteriormente presenta semejanzas con el cristal natural. Pero al no emplear los materiales con la debida pureza y exactitud, se tardará en conseguir la transparencia, nitidez e incoloridad del cristal de roca.

El vidrio se obtiene fundiendo el sílice, cuarzo amorfo, muy abundante en la naturaleza. Para ello vamos a necesitar un material que facilite la fundición del sílice, que desde la antigüedad viene siendo la sosa y la potasa. Empezamos a hablar del vidrio soplado, que facilitará la fabricación de fabulosas piezas.
Imagen tomada de www.tallerartesanaldelvidrio.com, donde encontraréis una estupenda explicación del proceso de soplado artesanal del vidrio.

Las técnicas fueron perfeccionándose, hasta llegar a la época de esplendor de la fabricación del vidrio de Venecia (el tan famoso Murano), consiguiéndose una transparencia tal, que se le considera muy cerca del cristal de roca y se le empieza a llamar cristal o "cristallo", invención de Angelo Barovier.

A finales del s.XVII, en Inglaterra, se obtuvo una modalidad del vidrio, de propiedades mucho más semejantes al cristal de roca de lo conseguido hasta entonces. La diferencia estriba en el uso de otro material fundente, en lugar de sosa, usarán plomo. Se llamó "flint glass" o "lead glass"; para nosotros cristal de plomo. La propia naturaleza de los materiales lo alejaban en ligereza, de las piezas obtenidas en Venecia, pero en cambio, este nuevo tipo de vidrio, con gran brillo, incoloro, transparente, especial sonoridad, ductibilidad, mayor pesadez, y que al ser tallado en forma de prisma, descompone la luz solar, favoreció la formación y la evolución de caracteres típicamente ingleses en el plano formal.

En el perfeccionamiento de las técnicas hemos llegado a las maravillosas piezas de cristal que hoy se realizan en fábricas como Val-Saint lambert, en Bélgica; Bacarat, en Francia, y en Checoslovaquia y Bohemia.

Tras este pequeño, y espero que útil apunte histórico, pasamos a mostrarles el proceso de trabajo de las lámparas del hotel. A continuación les mostramos algunas imágenes del estado en el que se encontraban antes de comenzar el trabajo.





















Un detalle importante a mencionar, que había contribuido a la acumulación de suciedad, era la dificultad para la limpieza. El tamaño y peso de las lámparas, impedía realizar una limpieza periódica y eso había contribuido a que el polvo y la salitre se acumulasen en la superficie del cristal, ocultando sus cualidades, y lo que es peor, sobre la superficie del latón de los engarces, acelerando el proceso de descomposición del mismo.

Así que la primera labor que llevó a cabo el equipo de mantenimiento del hotel, fue instalar un motor mediante el cual se pudieran bajar y subir cómodamente las lámparas; una gran ayuda para las labores de mantenimiento futuras, y por supuesto para las labores de restauración.

El primer paso fue desmontar toda la cristalería de las lámparas, dejando el cuerpo desnudo, y trasladarnos al taller. Una vez allí eliminamos los engarces deteriorados y lavamos las piezas.




Y es entonces cuando surge el problema. Tras contactar con los diferentes distribuidores de suministros para la fabricación y montaje de las lámparas, ninguno nos aseguraba que los engarces que ellos vendían, la mayoría de latón con diferentes acabados, fueran a soportar las condiciones en las que estarían las lámparas. Así que sólo quedaba la opción de fabricarlos en el taller. El material elegido fue alambre de acero inoxidable, usado para pesca de altura. Este material cumplía con todos los requisitos que necesitábamos: alta tolerancia a la acción del mar, fácilmente manejable de cara a darle la forma necesaria a cada tipo de engarce, y con capacidad para aguantar peso.

Como curiosidad y para que os podáis hacer idea del calibre del trabajo, os diré que cada lámpara estaba conformada por 4985 cuentas hexagonales y 248 lágrimas de diferentes tamaños.

Comenzamos a fabricar los engarces y a unir de nuevo las piezas; antes del desmontaje elaboramos un esquema para saber cómo montar de nuevo las piezas correctamente.




Y tras 24 lianas de 98 cuentas, 24 lianas de 48 cuentas, colgantes de diferentes tamaños..., dedos destrozados y semanas de trabajo después..., otra vez al hotel para el montaje de la cristalería de la primera lámpara. Volvimos a agradecer los motores que se instalaron en cada lámpara para poder bajarlas y subirlas, ya que el trabajo podría haberse complicado bastante se no haber sido así.









Como podéis ver, la diferencia entre las primeras fotos que os mostré y éstas, es considerable; los cristales limpios, resplandecían, y el efecto de las piezas montadas era realmente bonito.


    Esta última foto muestra el detalle de dos de las lámparas ya montadas.

Y ya sabéis lo que siempre os digo, ha sido un duro trabajo..., pero con organización, buen hacer y mucha paciencia..., ¡¡el resultado siempre merece la pena!!.

¡Un abrazo y hasta pronto!



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