Lamento haber estado alejada del blog estos últimos meses, algo que desde luego ha sido en contra de mi voluntad. La campaña navideña en Espacio Restaurata, una infección de oídos y posterior gripe, unido al trabajo del taller..., me lo han impedido. Pero ya todo está en orden, y me siento con ánimos para escribir el primer artículo del año, así que, ¡vamos con ello!.
Quiero mostraros el proceso de trabajo de esta pequeña silla isabelina, de finales del s.XIX, por una razón fundamental: se trata de una restauración basada en el principio de la "mínima intervención". Es decir, aunque siempre procuramos ajustarnos a los principios básicos de la restauración, muchas veces nos vemos obligados a retirar un acabado (barnices generalmente), porque está muy deteriorado, o rehacer por completo un asiento de rejilla, porque tocar sólo la parte afectada no garantizaría la funcionalidad del mismo.
Hay que tener en cuenta, que el cliente particular, en general, suele regirse por criterios de funcionalidad. En este caso, esta sillita de finales del s.XIX no iba a tener un uso cotidiano; su dueño la quería como objeto de exposición, y ese hecho nos permitió realizar una restauración más propia de un museo, que las que realizamos generalmente para un cliente particular.
La silla, lacada en negro, policromada a base de decoración floral y de guirnaldas y con incrustaciones de nácar o madreperla, presentaba gran cantidad de suciedad acumulada en su superficie, y un barniz muy amarilleado, que ocultaba el colorido de la policromía y de las incrustaciones de nácar. El asiento de rejilla artesanal, presentaba un pequeño roto; y la estructura de la silla estaba desencolada.
Así pues, comenzamos nuestra labor rehaciendo el pequeño agujero que se había formado en el asiento de rejilla. Para ello hubo que eliminar todas las tiretas que participaban en el roto. Un agujerito tan pequeño..., ¡y la lata que da!... Al acabar el trabajo, le aplicamos una pátina a las tiretas nuevas, para integrarlas con el resto. Con este labor, hemos conseguido salvaguardar el asiento original del s.XIX, eso sí, ¡no es un asiento en el que podamos sentarnos todos los días!.
En esta imagen de la parte baja del asiento, se ve claramente cuáles son las tiretas que hemos tenido que sustituir para reparar el roto (las de color más claro). |
A continuación, realizaremos la limpieza del acabado de la silla. Como se trata de pintura al óleo, elegimos hacer una cata (pequeña prueba en alguna zona no muy visible) con alcohol ( no removerá la pintura al óleo), ya que todo apuntaba a que se le hubiese aplicado, a lo largo de los años, numerosas capas de goma-laca, que con el paso del tiempo habían amarilleado y oscurecido, ocultando la belleza de la policromía y de las incrustaciones de madre-perla.
Tras la labor de limpieza, realizamos los retoques pictóricos adecuados, que ayudarán a disimular las lagunas existentes en algunas zonas de la policromía.
El alcohol permitió retirar perfectamente la suciedad y el barniz, pero deja la superficie mate, así que para protegerla y devolverle el brillo, aplicamos goma-laca a muñequilla, y...¡el resultado salta a la vista!.
Nuestra pequeña sillita isabelina (también conocida como "de baile") está lista para ser expuesta y admirada su belleza.
Como siempre, espero que os haya gustado el trabajo, y toméis en consideración las premisas expuestas:
la mínima intervención es una de las bases de una correcta restauración.
¡Hasta pronto!
Hola Eva.
ResponderEliminarImpresionante restauración, a quedado mejor que nueva ;)
Después del lavado de cara y si fuese mía, no habría posaderas con el suficiente pedigrí para sentarse en ella... ni pagando.
Enhorabuena, un trabajo exquisito el tuyo ;)
Un saludo, Tapestry.
Jajajaja, sí Tapestry, esta sillita es "de mirar y no tocar"!!
EliminarMuchas gracias por tus palabras...
Un abrazo.
Hola Eva, ¡que bien que estés de vuelta en el blog!. Quería desearte un año lleno de nuevos proyectos y encargos. Y por supuesto felicitarte por el maravilloso trabajo que has realizado con esta pequeña silla de baile isabelina. Me encantan los detalles de madreperla y nácar y como has reintegrado la rejilla del asiento. Una restauración de libro respetando lo máximo e interviniendo lo menos posible.
ResponderEliminarBesitos
Hola Isabel, gracias por tus buenos deseos y felicitaciones.
ResponderEliminarMe pasaré sin falta a dar una vueltita por tu blog!
Besitos y mucho trabajito para ti también!
Hola, me encanta tu blog. Eres muy profesional con lo que haces. Quisiera pedir consejo sobre como limpiar la superficie de esas cajas de peines o de tocador o joyero tan tipicas de nuestro pais. Esas que suelen tener la tapa pintada con algun dibujo y los laterales con formas geometricas dibujadas. Tengo una de mi abuela que esta muy sucia y la quiero limpiar sin dañar la pintura. Muchisimas gracias
ResponderEliminarHola Ana, disculpa la tardanza, ¡acabo de leer el mensaje!. Bueno, nunca es tarde si la dicha es buena...eso dicen. Envíame una foto al correo electrónico, y te cuento qué puedes hacer. Un abrazo y gracias por tus palabras.
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